That kind of feeling

Sigo, lentamente, haciendo las paces con las dos únicas neuronas que han hecho guardia este verano en mi cabeza. La una diciendo que sí, la otra diciendo que no. Y así ha pasado casi un mes hasta poder considerar interesante alguno de los posts que he ido acumulando en mi ordenador.

Con este, pretendo reabrir una nueva etapa. Como quien lanza una nueva colección. Dar paso al Pre-Fall en mi corazón, muy alegremente, confiando en que el regreso a la ciudad, tenga un efecto positivo sobre mis conexiones neuronales.

Los escritores, tenemos estos atascos, demoledores, asfixiantes. Una voz interna con la que tenemos que lidiar varias veces al día, que nos recuerda: “un día más sin poder escribir”. Imagino que es el equivalente a la culpabilidad que alguien puede sentir al no ir al gimnasio o saltarse una dieta. En definitiva querer algo, muy profundamente, pero que una fuerza mayor te lo impida.

Últimamente me doy cuenta de que achaco no poder realizar todas estas cosas que me hacen feliz, a tener dos bebes muy pequeños. Y no quiero. No quiero olvidarme de mí. De lo feliz que me hace escaparme a una cafeteria de mala muerte a escribir este post. De lo mucho que necesito salir del piloto automático: recoger trastos, cambiar pañales, preparar menús y dar baños, para poder seguir cultivando mi mente.

La maternidad es igual de bonita que de intensa. Es algo que solamente puedes comprender cuando lo vives. Una experiencia, lo siento, radicalmente diferente para una madre que para un padre y conozco muchísimos casos. Así que aprovecho este espacio, para felicitarte y abrazarte, si tu también estas en este proceso. Te mando mucho ánimo y te sirvo de recordatorio para impulsar ese interés que te hace crecer por dentro. No te olvides de tí misma. Escucha a tu corazón

Siguiente
Siguiente

Felices Vacaciones