Casar bien a una amiga
Hay pocos placeres parecidos a casar bien a una amiga. Especialmente si esta amiga, forma parte de tu grupo de amigas de toda la vida y tienes la suerte de tener ese tesoro como activo.
Quien me conoce sabe bien que soy una firme exaltadora de la amistad. Para mí es una de las mayores suertes que te pueden tocar en la vida. Tu grupo de amigas. Se habla mucho de la familia, el amor o los hijos, pero y ¿ellas?
Hace poco hicimos el viaje a Paris por la despedida de Cova. Éramos 12, solo faltaba una. Fue uno de esos viajes que se empieza a disfrutar desde que se concibe. Gracias a Kiki que es la que todo lo organiza, arrancamos tomando un champagne en casa de un Parisino, al que seguramente no volvamos a ver, pero le agradeceremos ese momento para siempre. De ahi saltamos a cena en Belle Epoque y de discoteca, Le Piaf. Brutales ambos. No fue fácil la tarea de buscar un sitio lo suficientemente cool y trendy para un grupo de tal calibre. Al día siguiente, caminamos desde la Torre Eiffel a Le Marais. Casi hora y media. Cogidas del brazo, como cuando íbamos por el recreo y la madre Madurga (que en paz descanse) nos decía: “soltaroos”.
En fin, tendré que escribir más posts sobre esto porque me he propuesto no enrollarme demasiado. Enhorabuena a mi querida Cova y su futuro compañero de vida, Jaime. Os deseo todo lo mejor y estoy convencida de que el 10 de Junio, en Luarca, comenzó una historia de amor de las que levantan envidia.